Pillado de aquí.
Hace ya un tiempo que se oye hablar del denominado “tiempo de calidad”. Se trata de un constructo social que suele ir incluido en un discurso normalmente apaciguador dirigido a los padres y madres que tienen poco tiempo para estar con sus hijos, cuyo mensaje viene a decir que no importa tanto la cantidad de tiempo que los padres pasen con sus hijos, sino la calidad del mismo.
El tipo de sociedad en el que vivimos y el precio de lo que consumimos y del lugar en que vivimos hace que la mayoría de familias necesite dos sueldos para vivir. Hay familias que de no tener dos sueldos no tendrían qué comer, hay familias que de no tener dos sueldos no podrían pagar el coche nuevo, el dúplex, las vacaciones de verano o las cenas semanales y hay familias con otras realidades muy diferentes (casi tantas como familias), que también necesitan dos sueldos.
Para todas estas familias (el 99%, diría yo) se ha creado un sistema de vida en el que el cuidado de los niños recae en terceras personas de manera casi ineludible. O bien deben ser cuidados por familiares (normalmente los abuelos) o bien por instituciones públicas o privadas más conocidas como escuelas infantiles o guarderías.