Justicia. No creo en la existencia de una justicia infinita ni universal, no creo en eso de que el cabrón la acaba pagando, no creo en un Dios que al final dictará su justa sentencia (que se lo digan a los supervivientes de Auschwitz), no creo que se valore lo bueno o malo que hayas sido a lo largo de tu vida. No, no creo en nada de eso.
Da miedo pensarlo pero estamos muy solos frente al mundo y todo depende (o mucho, al menos) de las cartas que te han tocado al inicio de este complejo paseo que es la vida.
Esta reflexión nace de lo sucedido en Qana tras el bombardeo de Israel a una casa donde murieron más de 15 niños que me puedo imaginar muertos de miedo escondidos en ese sótano oscuro donde encontraron la muerte por misiles lanzados desde el miedo y el radicalismo... y yo me preguntaba, mientras miraba a mi hijita dormir, ¿hay justicia?, ¿quién puede creer en un Dios cuando pasan estos sucesos? (pienso también en Pablito...) y me acabo haciendo la gran pregunta: ¿POR QUÉ?...
(No hay respuesta... nunca la hubo.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario